El invierno es la peor época del año para nuestra piel. El frío, el viento y la humedad debilitan la superficie cutánea haciendo que esta requiera más cuidados de lo habitual, tanto a nivel de limpieza como de hidratación y nutrición. Es habitual, en esta época del año, notar esa sensación de tirantez (e incluso dolor) en el rostro si pasamos muchas horas fuera de casa, expuestas a los desafíos climatológicos. Esto se debe a que frío, el viento y los cambios extremos de temperatura debilitan la capa hidrolipídica, dejando la piel expuesta y, por tanto, débil, ante los agentes externos. Es esto lo que provoca la pérdida de agua y, por tanto, la deshidratación de la piel, que puede traducirse en esa sensación de tirantez y, en el caso de las pieles más sensibles, en la aparición de rojeces y eccemas en ciertas zonas del rostro. Además, dada la falta de vitaminas y agua que sufre nuestra piel a causa del frío y el desgaste, el rostro suele sufrir falta de luminosidad en esta época, que provoca ese efecto apagado.

Sin embargo, no hay que alarmarse en exceso, ya que adquiriendo una serie de hábitos y siguiendo ciertos consejos para cuidarla y protegerla, la piel podría estar sana, luminosa y elástica durante todo el invierno. Eso sí, no solo basta con un cosmético milagroso; la alimentación, la hidratación, la limpieza y nuestra de cuidado facial rutina diaria son esenciales para lucir una piel bonita y protegida. ¡Toma nota!

Hidrata la piel (por dentro y por fuera)

Ya hemos explicado que el frío y el viento debilitan la capa hidrolipídica, dejando la piel muy expuesta a los agentes y provocando la pérdida de agua y, por tanto, la deshidratación. Esto se acentúa en las zonas más sensibles del cuerpo, como es el rostro, que además está desnudo ante el viento y las bajas temperaturas. Por ello, es importante hidratar la piel en profundidad y no olvidarnos de beber agua, pese a que en invierno sea más difícil mantener la constancia en nuestra rutina de cuidado facial, ya que el calor y el sudor aumentan esa sensación de saciedad y necesitamos refrescarnos constantemente. Un truco para mantener los niveles de agua a raya es elaborar tés o infusiones calientes, que nos ayudarán a entrar en calor y nos mantendrán hidratadas.

Por otro lado, debemos hacernos con una crema, bálsamo o loción (dependiendo del tipo de piel o los gustos de cada una) que incorpore un extra de hidratación, y aplicarla varias veces a lo largo del día. Nuestra recomendación es Aquasource Deep Sérum de Biotherm, con una fórmula rica en 35 nutrientes que hidrata en profundidad y fomenta la luminosidad de la piel.

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¡Lo quiero!

Evita los cambios bruscos de temperatura

El frío daña y debilita las capas superiores de la piel; sin embargo, contrastar esa bajada de temperaturas con el calor excesivo no es la solución, sino más bien una mezcla explosiva para el cutis. ¿A quién no le pasado llegar a casa con temperaturas bajo cero en la calle, ponerse junto al radiador y ver cómo el rostro, las manos o las orejas se llenan de rojeces y eccemas? Es porque los cambios bruscos de temperatura son muy perjudiciales para la piel, ya que necesita un periodo de adaptación y, si no lo tiene, los vasos pueden dilatarse y aparecen las rojeces. Por ello, vamos a intentar tener una temperatura ambiente en nuestra casa y lugar de trabajo y evitar las duchas mu calientes, especialmente si venimos de la calle.

Limpia el rostro en profundidad

Aunque el problema más habitual con la llegada del invierno es la sequedad y la deshidratación provocada por el frío, hay quien también sufre la aparición de acné en esta época del año, derivada de la lluvia o la nieve. Esto es habitual en zonas de mucha humedad, en las que la lluvia está presente día tras día. Para quienes sufran la aparición de granitos en el rostro, lo más importante es establecer una rutina de cuidado facial y de limpieza rigurosa. Eso sí, así como en verano hay que utilizar limpiadores más secos que acaben con el sebo provocado por el sudor, ahora debemos tener cuidado y dar con productos suaves que mimen la piel, ya que si no podemos debilitarla.

En este caso, el producto estrella podría ser un agua micelar, que utilizaremos después de retirar el maquillaje del rostro con una crema o mousse y que limpiará en profundidad sin dañarla. Nuestra recomendación es el agua micelar Biosource de Biotherm, que limpia, desmaquilla y tonifica la piel, mimándola y evitando que se reseque.

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¡La quiero!

Date un chute de Vitamina C

Siempre nos han recomendado la ingesta de alimentos ricos en Vitamina C, tales como la naranja, las mandarinas, el limón y el resto de cítricos, cuando llega el invierno. Generalmente, los expertos recomiendan esta vitamina para evitar resfriados y proteger al organismo frente al frío y los agentes ambientales. La vitamina C es uno de los mayores antioxidantes y, por tanto, una gran aliada contra el envejecimiento. Además, ayuda a la piel a producir colágeno y a absorber el resto de nutrientes, por lo que en esta época del año su ingesta podría ser de gran ayuda para tener una piel sana. Además, está presente en muchos alimentos de temporada, no solo en los cítricos como la naranja o el limón sino también en los kiwis o el brócoli.

Sigue estas pautas en tu rutina del cuidado facial de invierno y luce una piel perfecta.