Te esperan 500 años de historia en esta ciudad Patrimonio de la Humanidad desde 1990. Es un gusto recorrerla a bordo del Chu-Chu Colonial, un trenecito que guía por los mejores monumentos de la capital durante 45 minutos.
Ahora toca caminar. Dirígete hacia el Barrio Chino, con tiendas, restaurantes y un museo etnográfico sobre los emigrantes que llegaron en los albores del siglo XX a la isla. Aquí puedes comprar galletas de la suerte, vajillas orientales, ropa tradicional o cantar en un karaoke. Continúa el shopping al estilo dominicano en el Mercado Modelo; vas a saborear la ciudad y si quieres comprar ron, buenos puros o artesanía conviene practicar el arte del regateo.
Historia, playa y diversión
Continuamos la visita a la ciudad en otro punto importante: el Faro a Colón, una mole pétrea construida en forma de cruz, que al parecer guarda los restos del descubridor de América. Muy cerca, te toparás con la Cueva de los Tres Ojos. Es una visita muy linda, pues estos abrigos esconden dibujos y piezas de artesanía realizadas por la cultura india taína; además de ofrecer unas espectaculares lagunas subterráneas.
No puedes viajar hasta República Dominicana y obviar el mar turquesa. La playa urbana de Boca Chica tiene encanto, con sus vendedores ambulantes y sus masajes exprés; pero con algo de tiempo puedes acercarte hasta los arenales de Guayacanes (a 13 km), la ensenada Caribe –perfecta para surfear– o sumergirte en la aguas de Juan Dolio.
La alegría nocturna de Santo Domingo está garantizada. En pareja, busca un bonito restaurante en Boca Chica y si viajas con amigos apura la madrugada en los bares de la zona colonial.