Gracias a sus modestas dimensiones, Zúrich puede ser descubierto tanto a pie como con ayuda del ocasional tranvía. Sin embargo, cada uno de sus rincones rebosa vida y ambiente, como sucede en el Cabaret Voltaire, donde Hugo Ball y Tristan Tzara fundaron el dadaísmo, o a lo largo de la calle Niederdorf, donde se acumulan los locales vibrantes.
La gastronomía tampoco se queda atrás, entre decenas de 'brasseries' y lugares tan emblemáticos como Oepfelchammer, donde saborear un tradicional Kalbsgeschnetzeltes mit Rösti (ternera, salsa de champiñones y patata) está a la orden del día. Para quienes busquen una opción más calmada nos quedamos con el delicioso fondue que sirven en el acogedor pabellón de Frau Gerolds Garten, situado en el efervescente barrio de Zurich West.
Mientras, los lujosos escaparates de la Bahnhofstrasse se convierte en el paraíso de las amantes de las compras, quienes también encontrarán suculentas tentaciones en las pintorescas boutiques de moda y espacios 'deco' de su zona vieja. Y una dirección en Zurich West que no deja indiferente: el montón de contenedores que dan forma a la Freitag Tower, donde una mezcla de lonas y cinturones de seguridad reciclados llevan años convirtiéndose en los bolsos más deseados de la ciudad.
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