• Cuestión delicada: ¿hay que renunciar a ciertas prendas con la edad? Creo que sí. Por pudor. El pudor no tiene que ver con enseñar más o menos piel, sino con elegir un atuendo que celebre nuestra naturaleza. Pudor es alejarse de la moda como disfraz. ¿Podría vestirme como a mis veinte años? Pues claro. ¿Lo hago? No. Por sensatez, por evolución, porque soy otra persona.
  • La belleza de los orígenes: la textura, el brillo y el gesto de las sillas de montar en la cita anual Saut Hermès en el Grand Palais, una de las competiciones ecuestres más prestigiosas del mundo. Con los caballos empezó todo, y hoy siguen siendo parte del sólido ADN de la marca.
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  • Ahora que todavía hace frío y uno se pasa el día viendo películas bajo la manta, es el momento de rescatar esa chifladura musical de Vincente Minelli, “Brigadoon” (1954), con Gene Kelly y Cyd Charisse. Escocia por un tubo.
  • Este libro es brutal. Nueve relatos de mujeres que vivieron en un manicomio valenciano, donde las llevaron sin explicaciones, las despojaron de sus pertenencias y donde fueron castigadas y deshumanizadas durante años. Cuando aquel recinto horroroso cerró, tuvieron un nuevo destino con un nuevo equipo médico. Y allí empezó la segunda parte de su vida. La psiquiatra María Huertas Zarco escribe sobre ellas y con este libro les devuelve parte de aquella dignidad robada. El 40% de las internas no tenía ninguna enfermedad mental; eran disidentes de los patrones femeninos normativos (género, matrimonio, maternidad…)
  • El mito de la parisina aburre un poco —con lo interesantes que son las francesas normandas o bretonas o corsas—, y da la impresión de que las jóvenes vanidosas sinsustancia de París se limitan a copiar la capa más superficial de la generación chic de los sesenta y setenta. Pero claro, con modelos como Carole Bouquet, como para no vivir de rentas.
  • Cuidado con los nombres que se le ponen a los hijos en un arranque de originalidad y misticismo, que luego todo son líos.
  • Sospechar es bueno, sospechar salva. Intuir que puede haber algo más. Nada que ver con la insatisfacción crónica. No es pensar que podríamos tener un amigo mejor, una pareja más guay, sino intuir que dentro de esa persona todavía hay mucho bueno por descubrir.
  • Las velas-pirámide de Curated by, una marca que edita productos fruto de colaboraciones finísimas con diseñadores, y que tiene el gusto más barcelonés que conozco.
  • Tener un santo o una virgen preferida, por qué no, para charlar y para pedir, por si cae algo. A mí me cae de fábula San Antonio Abad, patrón de los animales. En vez de cualquier pajarillo poético o cualquier mamífero sofisticado, el arte sacro occidental lo representa con un cerdo a sus pies. A favor.
  • La educación es poner las cosas fáciles al otro.
  • A propósito de eso: el lujo no es un objeto que se compra, sino una emoción. Si voy al salón de té del hotel más caro de Londres pero el camarero me atiende a disgusto, me iré decepcionada. Si estoy en un bar zarrapastroso de Nápoles y el camarero me regala su atención plena y le veo a gusto en su trabajo, ese café es un lujo.
  • Los pijamas para vivir una vida interesante de Carzoglio.