• Llegamos resoplando a junio. Este mes uno ya no camina, repta. Todo es un papeleo continuo, más aún si uno es autónomo. ¿Alguien más entra en la banca online como quien mira una peli de terror, con la mano medio tapando los ojos?
  • Con el tiempo que desperdicio deshaciendo malentendidos laborales por whatsapp (no por mi gusto, yo prefiero el mail) me da para hacer una llamada, preguntar cómo está esa persona, preguntar cómo está su familia, hablar y solucionar la gestión, hacer un chistecillo, enterarme de un chisme inofensivo, despedirme y colgar.
  • Melina Bernardini diseña en Palma de Mallorca trajes de baño pulcros, cómodos y atemporales confeccionados en su totalidad con textiles reciclados (econyl) o de materiales de desecho como las redes de pesca.
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  • «¿Vosotros cuánto dais?» Un asunto terrorífico: el dinero para los novios. Aparte irá el transporte, alojamiento, vestido, peluquería, manicura, maquillaje, zapatos y bolso (y menos mal que alguna de esas cosas se pueden alquilar). ¿No será el problema que las bodas se han convertido en un espectáculo de estatus, entretenimiento zafio y ganas de epatar, en lugar de un encuentro de afectos? Una boda cuesta de media 25.000€, y se está convirtiendo en una p*tada que te inviten a una. Esa presión (absurda) de quedar bien.
  • El arte del trenzado de Studio Jaia. Sus artesanos trabajan la técnica tradicional del ‘cordat mallorquí’. Anna Lena Kortmann, nacida en El Cairo, se enamoró de la isla hace unos años, y decidió proteger un saber ancestral que cuando desaparece siempre lo hace sin hacer ningún ruido.
  • Una de mis grandes fortunas (no ha venido dada de casualidad; he luchado por ella, he perdido dinero y trabajos): comer en casa. Poder dejar la oficina y luego volver a la tarde. Un momento de silencio, calma y atención. Sé que muchos adoran esa pausa de charla con los compañeros (y puede ser muy terapéutica), pero la visión de un tupper en una nevera desordenada, lo desangelado de la sala y el olor a recalentado me deprimen. Aunque todavía hay algo peor: los pobres trabajadores que comen delante del ordenador, por falta de tiempo o porque sus compañeros no son muy simpáticos.
  • El increíble trabajo artesano de Teresa Helbig, que lleva más de veinticinco años en la moda sin necesidad de hacer tonterías ni alzar la voz para hacer llegar su mensaje a las mujeres más cool.
  • Un libro-carta precioso para los que aman la arqueología, mitología y etimología en un formato no académico. Pedro Olalla escribe mientras espera en Grecia la llegada de su hijo, que ha cumplido 17 años y nació en esa tierra que luego abandonó. “Palabras del Egeo” (Acantilado) es culto, tierno, finamente irónico y esperanzador. «Quiero atraer tu atención sobre una cosa más, un inadvertido milagro: la voz. A Homero nada le parecía tan fascinante como esta facultad humana. La voz es la luz que hace visible el pensamiento.»