• El de la imagen es Kingsley Amis en el jardín de su casa de Cambridge con amigos. Uno de ellos es Yevgueni Yevtushenko, que dijo aquello de: «En Rusia, un poeta es más que un poeta». Amis era un pieza; no entraremos en detalles, no caben aquí, pero —excepto los libros— lo hizo casi todo mal. La bebida le robó, además de la salud, el ingenio y el encanto. Encontré esta foto hace tiempo y reconocí ese momento entre amigos diciendo tonterías y dejando entrever preocupaciones reales mientras cada uno ejerce el rol que le toca en el grupo.
  • Juan Ramón Jiménez: «Bello es lo que el tiempo no vuelve vulgar».
  • Lo dijo en 1894, así que fíjense si se adelantó años. William Morris habló de «la era del sucedáneo». Esta era su teoría: antes, si no se podía poseer un objeto en particular, la gente se las arreglaba sin él y ahí acababa la cosa. Es más, apenas era consciente de la ausencia de ese objeto. «Hoy estamos tan bien informados que, como no nos apetece aceptar la carencia, creamos un sucedáneo para suplirla y nos contentamos con él.» El pan es un ejemplo claro; en la gran ciudad, donde hay oferta para elegir y todo cae cerca de todo, el pan bueno vale quizá cincuenta céntimos más que el otro. ¿Por qué no se paga esa diferencia a cambio de un abismo en la calidad? En el buen pan se ha volcado tradición, energía y esmero; en el industrial no hay empeño, temperamento ni decisión.
  • Villa Kérylos es un homenaje a las antiguas casas nobles griegas. Su propietario, el político y helenista Théodore Reinach, quería un lugar de vacaciones en Beaulieu-sur-Mer que le recordase a la más pequeña de las Cícladas, la isla de Delos (muy francés: traer la montaña a Mahoma). Llamó al arquitecto Emmanuel Pontremoli, que resolvió el proyecto con brillantez: mármol, bronce, marfil, frescos y mosaicos, un jardín con laureles y olivos, los acantilados de Èze y el Mediterráneo a los pies. Lo de las copias no suele salir bien; las reproducciones siempre tienen algo de juguete ridículo, por eso Pontremoli fue más listo. «La reconstrucción de una casa del pasado no tiene sentido si nos centramos en la supuesta verdad arqueológica. La obra así concebida será un capricho, una decoración sin vida.» Desde 1968 está abierta al público. Karl Lagerfeld decía que era la casa más bonita de Francia.
instagramView full post on Instagram
  • Hay quien no quiere ni mentar el asunto, pero pienso a menudo en la muerte (cuando sobreviene por vejez) con curiosidad y admiración. La muerte es honesta e interesante. La imagino como un ‘reset’, un gran apagón tranquilo. El tiempo y el universo dejarán de existir para mí, cerraré los ojos y mi mente quedará en blanco, limpia de dudas y minucias.
  • La expresión ‘self made man’ no puede ser más miope. Estamos hechos de muchas, muchas personas: nuestros antepasados, nuestros cuidadores y maestros, nuestros vecinos, los amigos, los escritores que leemos.
  • El experto en arte Llucià Homs escribió hace unas semanas un estupendo artículo, “El gusto artístico”. Los millennials no quieren coleccionar lo mismo que sus padres. Ese desinterés por lo clásico no sabemos si nace de la incomprensión, la ignorancia o de un abismo cultural. La ‘Great Wealth Transfer’ —la transferencia de bienes de los baby boomers a sus hijos millennials, que ya lleva en marcha años— deja patente un cambio en los gustos y en la solidez de criterios. Sospecho que se despreciarán obras magníficas a cambio de arte contemporáneo algorítmico e instagramero.
  • Hay un placer innegable en producir algo con nuestras manos, hay un placer en usarlo, hay una esperanza en nuestra destreza creativa.