• Cinco consejos de interiorismo de Andrée Putman (1925-2013), la elegante parisina de la foto, que diseñó hoteles, casas, oficinas de ministros, boutiques de Alaïa y Balenciaga y los interiores del Concorde. 1. El minimalismo va de austeridad, no de frialdad. 2. La gracia de la vida son las imperfecciones. 3. En un objeto hay que buscar el guiño, la complicidad. 4. El lujo es dinero arrogante; lo refinado es dinero generoso. 5. No hay receta para decorar, salvo ser sincero con uno mismo.
  • La campaña de A Kind of Guise para Mr. Porter, con estos novios encantadores.
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  • Nuestros maestros, el terapeuta, la jefa. Muchas personas se cruzan en nuestra vida, y detectamos rápido cuáles serán importantes. Pero, si nos pidiesen una lista, hay una figura que nadie mencionaría: el agente inmobiliario que nos vende el lugar donde viviremos. Los amigos que andan buscando piso en grandes ciudades —compra o alquiler— me cuentan el desespero, las mentiras, la informalidad, el ‘vendemotismo’. En todas las profesiones hay de todo, pero no se no veía tanta inquina desde los políticos, los abogados, los periodistas y los señores de la grúa. El sector haría bien en meditar a qué es debida esa mala reputación. En Harvard han creado un máster en ‘real state’: «Los profesionales inmobiliarios no solo deben tener nociones de inversión, sino de política, diseño, economía urbana y ética». Sobre todo de esta última.
  • Los pesados de la barbacoa la monopolizan para la carne. Si fuese para hacer obras maestras como este Koons salchichero, todavía. Pero no, solo quieren cocinar lo de siempre. Y, sin embargo, las brasas son perfectas para los postres. El característico ahumado da un sabor fantástico al pastel de cerezas, a la tartaleta de ciruelas o al bizcocho de albaricoques.

  • «Durante ese periodo aterrador que es la adolescencia nos mudamos a casa de la abuela. Nunca supe el porqué de esa mudanza pasajera, pero ¿quién no arrastra algún misterio en su biografía? Hay detalles que se pierden en la noche de los tiempos, y es mejor así: terminar de entender las cosas vuelve rígida la mente.» (El nervio óptico, María Gainza).
  • Tan kitsch como bonitos: la caja de merengues de Marchesi, la histórica pastelería milanesa.
  • Tenía clarísimo que Billy Wilder era un director maravilloso, pero no sabía que también tenía morro fino para el diseño. Encargó un diván a los Eames para echarse siestas en las pausas de rodaje.
  • «Estas son algunas de las cosas de las que ahora mismo me niego a saber nada: las antiguas repúblicas soviéticas, las Kardashian, Twitter, las Mujeres ricas de Beverly Hills, el fútbol, el rape, Jay-Z, cualquier bebida que se haya inventado después del Cosmopolitan. En particular la que se prepara con hojas de menta machacadas. Ya saben cuál.» La editorial Libros del Asteroide publica el 6 de junio “No me acuerdo de nada”, de la maravillosa Nora Ephron.
  • La madera de ciprés: presente en el Arca de Noé, Anatolia, Chipre, Italia, los luthiers, los templos griegos, los baños termales y en esta vela de Carrière Freres.