Cuando el sexo desaparece en una relación saltan todas las alarmas y, en muchos casos, suele ser motivo de ruptura. Y es que, si uno o los dos miembros de la pareja ya no sienten ganas de mantener relaciones sexuales con el otro, la relación puede llegar a deteriorase mucho.

Otra cosa, como explican los expertos con los que hemos hablado, es que, por diferentes motivos, una pareja en concreto no necesite una gran actividad sexual o valore más otras cosas, como la afectividad, para ser felices juntos.

El debate, en todo caso, es complejo y depende cada pareja. Pero vamos a intentar arrojar toda la luz posible sobre el tema con la ayuda del sexólogo, sexcoach y escritor Sergio Fosela (sergiofosela.com) y del Equipo de Contenido Clínico de TherapyChat, liderado por Isabel Aranda, psicóloga sanitaria y Chief Content Officer de la compañía.

¿Es imprescindible el sexo para que una pareja funcione? ¿Se puede suplir con otras cosas?

“En absoluto es imprescindible. Aunque para una gran mayoría sea una parte muy importante de una relación, para otras puede no serlo tanto o incluso totalmente prescindible. El sexo no es algo que se necesite suplir si no se tiene siempre que sea una decisión consciente y propia. Y si no es así, si solo lo reprimimos, nada de lo que hagamos podrá suplir esa frustración”, dice Sergio Fosela.

Como señalan los expertos del equipo de TherapyChat, “para algunas personas el sexo es un requisito fundamental e imprescindible dentro de las relaciones de pareja, pero para otras no”.

Para otras personas, sin embargo, el sexo está sobrevalorado o, incluso, en el caso de las personas asexuales, que ni siquiera experimentan atracción sexual, las relaciones sexuales no supondrían una necesidad, aunque puedan sentir otros tipos de atracción como emocional, romántica o intelectual”, matizan desde TherapyChat.

pareja y sexo
Robert Alexander//Getty Images

¿Le damos demasiada importancia al sexo en las relaciones?

Como subraya Fosela, “cada persona le dará un nivel de importancia según su experiencia, aprendizaje y forma de expresar, sentir y vivir la sexualidad”. Para este sexólogo es posible que parte de la importancia que se le da al sexo venga dada por influencia externa. “Por una cultura que utiliza el sexo para vender, como un producto más de consumo. Ahí es donde quizás sí le demos más importancia de la que podríamos sentir”, aclara.

¿Qué opinan los psicólogos de TherapyChat? “En muchas ocasiones podemos llegar a pensar que hay algo fundamental para que la pareja funcione o que hay unos ingredientes imprescindibles para construir una relación sólida y duradera. Sin embargo, si sostenemos este pensamiento, podemos caer en un error al olvidarnos de algo que es esencial no solo para las relaciones de pareja sino para todas las relaciones: nuestras necesidades y las de la otra persona”, subrayan.

Para los expertos de TherapyChat las necesidades de cada uno de los miembros de la relación tienen una relevancia extrema “e, incluso, satisfacerlas o no hacerlo, va a definir el tipo de relación que se desarrollará”, subrayan. “En este sentido, según la teoría triárquica del amor de Sternberg, una de las más conocidas de la psicología en este tema, existen tres categorías básicas en una relación: la intimidad, la pasión y el compromiso”, nos cuentan.

La intimidad, como explican, hace referencia al deseo de cercanía y mutua compañía; la pasión se define como la excitación física y emocional, y el compromiso hace referencia al deseo de permanecer con la otra persona y compartir nuestra vida con ella. “Así, en función de cuál de estos tres elementos sea más fuerte, se definirá el tipo de relación: si reina la intimidad nos encontraremos con un amor cariñoso; si destaca el compromiso, con un amor vacío; y si lo destacado es la pasión, con el encaprichamiento”.

Sin embargo, como añaden los expertos de TherapyChat, “el modelo también permite realizar combinaciones dando lugar a ocho tipos de amor diferentes: cariñoso, romántico, encaprichamiento, fatuo, vacío, sociable o consumado”.

“En definitiva, no se puede decir de forma absoluta que el sexo es algo imprescindible o no en una relación, solo se puede hablar en estos términos contextualizándolo; es decir, adaptando tal afirmación a los miembros de la pareja y a sus necesidades”, concluyen desde TherapyChat.

¿Tener mucho sexo significa que la relación es muy buena?

“Para nada”, recalca Fosela, para quien la frase “la cantidad no es lo mismo que calidad” también es aplicable al sexo. “Lo importante en el sexo en pareja es la satisfacción de ambas personas. Tanto en frecuencia como en disfrute. De nada serviría tener sexo a diario si uno de los dos no llegara al orgasmo nunca o casi nunca, por ejemplo. Ahí no diría yo que la relación fuera muy buena”.

Sin embargo, como continúa este sexólogo, “una pareja que tiene sexo una vez por semana porque ambos así lo desean y acuerdan, y en ese encuentro son altruistas, se preocupan por el placer y bienestar del otro, se dedican tiempo y el disfrute es máximo, sí diría que la relación es muy buena. Así que es más importante el cómo nos relacionamos que el cuánto”.

Por su parte, el equipo de TherayChat señala el hecho de que una pareja de larga relación puede pasar por períodos de más o menos actividad sexual sin que se menoscabe el vínculo entre sus miembros. “En este sentido, un estudio realizado en 2019 con el objetivo de analizar la satisfacción general y sexual con la relación de pareja ha demostrado que el principal predictor de satisfacción general en la pareja es estar satisfechos con la relación de pareja como tal y no solo con el ámbito sexual”, dicen.

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Camerique//Getty Images

¿Y si nuestra pareja no es tan sexual como nosotros? ¿Tenemos que conformarnos si la queremos?

Como clara Sergio Fosela, que nuestra pareja tenga otro ritmo y un deseo diferente al nuestro es bastante común. “Pero conformarnos suena a resignación y eso no es una relación en mi opinión. Como he dicho, el número de veces que se tiene sexo en pareja no significa que sea una buena relación. Los cuidados, la comunicación y el respeto por otro lado sí”. Así, para este experto, si nuestra pareja no tiene tantas ganas como nosotros pero hay comunicación y entendimiento, se pueden llegar a acuerdos, pero sobre todo comprenderse”.

¿Y si el sexo es muy importante para uno de los dos y sí o sí necesita tener sexo más a menudo porque si no eso afectaría a la relación? Entonces, como dice Fosela, “lo mejor sería romper, no veo bien obligar a nadie a tener más sexo del que desea, pero tampoco veo bien aguantarse sin sexo si lo que se desea es tener mucho”.

Por otro lado, Fosela apunta a la masturbación. “Cuando se tiene pareja no es un premio de consolación cuando no se puede tener sexo. La masturbación es autocultivo, autoerotismo. Y si mi pareja no tiene tantas ganas de tener sexo como yo, pues me masturbo. Incluso no tengo que esperar a saber si tiene ganas o no. Si tengo ganas yo, puedo masturbarme y cuando se dé, disfrutar del sexo en pareja”. Para este sexólogo “es más la creencia de que la pareja tiene que satisfacer nuestras demandas por ser nuestra pareja lo que genera esa ansiedad cuando no se tiene sexo”. “Luego hay tantos casos como parejas y personas, y las circunstancias por las que no hay una armonía en el deseo sexual pueden ser infinitas”, añade.

¿Y si nuestra pareja es asexual? ¿Puede funcionar la relación?

Lo primero que nos aclara Sergio Fosela es que asexual no significa no tener deseo o ser “cero sexual”. Como explica este sexólogo, “asexual es una persona que no siente atracción o no se siente atraída de forma sexual hacia otras personas. Pero existen personas asexuales que pueden tener sexo e incluso tener orgasmos y disfrutar de esas relaciones sexuales sin ningún problema. Otras no tendrán ninguna gana pero porque son así y no es ninguna ‘fase’ o no es porque no saben disfrutar del sexo”.

Según este experto, hay que dejar de llamar asexualidad a no tener deseo: “asexualidad es una orientación”. Como recalca Fosela, “una cosa es ser asexual y otra ser una persona sin deseo sexual o con poco deseo”. “Pero contestando al sentido de la pregunta, aunque me repita, todo se trata de las necesidades de cada persona y de los acuerdos a los que se lleguen”. Y es que, según este experto, alguien que tiene cero deseo sexual no lo va a poder disimular ni debería querer ocultarlo. “Por lo tanto, si estamos con una persona que es cero sexual no tendría que suponer un problema porque habrá sido una elección. Ya lo sabríamos de antes. Otra cosa es que después de un tiempo la pareja pierda el deseo. Entonces tocaría hablar, negociar, hacer terapia, llegar a acuerdos… y estaríamos hablando de algo distinto”, aclara.

Con el paso del tiempo el deseo y la actividad sexual evolucionan. ¿Llega un momento en el que hay que aceptar que el sexo desaparece?

Como recalca Sergio Fosela, “el deseo no es lineal. Tendremos fases de más deseo y fases de menos deseo. Y, como añade, hay muchos factores que influyen. “Pero si se trabaja a diario, la actividad sexual se mantiene e incluso es más placentera pues el tiempo nos permite conocernos más y mejor”.

Para Fosela, al contrario de lo que se piensa, el tiempo enriquece nuestras relaciones sexuales. “Cuando no es así, es por haber caído en la monotonía, esperar a que el deseo surja, por alejamiento en la pareja, dejadez… Evidentemente la actividad sexual evoluciona, pero para adaptarse a las circunstancias: edad, físico, salud… pero también es una evolución que nos permite seguir disfrutando siempre que la relación siga evolucionando positivamente”, dice.

Desde TherapyChat nos hacen las siguientes preguntas: ¿Realmente somos conscientes de lo que más nos gusta? ¿Nos comunicamos con nuestra pareja sobre nuestros gustos en el ámbito sexual? ¿Conocemos los gustos sexuales de nuestra pareja? Según este equipo de expertos, “en ocasiones estas respuestas pueden ser negativas y no es realista pensar que todos nos sentimos satisfechos con las mismas prácticas”. Como subrayan, “el autoconocimiento y el conocimiento de nuestra pareja pueden favorecer la satisfacción sexual y para ello es necesaria la comunicación”.

“Hay que tener en cuenta que, con el paso del tiempo, las personas cambiamos y las relaciones también, por lo que no debemos olvidar que nuestros gustos en la esfera sexual pueden sufrir también modificaciones”, apuntan desde TherapyChat. “Esto hace que la comunicación con la pareja, independientemente del paso del tiempo, sea fundamental para poder hacer que las relaciones sexuales evolucionen en lugar de desaparecer”, concluyen.

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¿Se puede recuperar la falta de atracción y de deseo en pareja? ¿Puede que la falta de actividad sexual se deba a un bloqueo o algún tipo de problema?

Como subraya Fosela, “el deseo se puede recuperar si se ha perdido sin ningún problema, pero es necesario querer recuperarlo, y para ello necesitaríamos analizar y valorar las circunstancias para hacer un abordaje satisfactorio y conseguirlo”. Esta falta de deseo puede deberse, según este experto, a un hecho ocasional o pasajero (“en este caso, en cuanto ese hecho desapareciera, el deseo, en la mayoría de los casos, volvería por sí solo; por ejemplo, un episodio de estrés o ansiedad”). “O puede deberse a un bloqueo o dificultad de la que si no somos conscientes, podría perdurar”, añade.

“Así que sí, la falta de ganas de tener de sexo puede deberse a un bloqueo o dificultad erótica, a un mal aprendizaje, a creencias que nos provocan culpa, vergüenza, miedo…”, nos confirma Fosela, quien recalca que se necesitaría ayuda profesional para saberlo.

En cuanto a la falta de atracción, en opinión de Fosela, se trata de algo más complicado “porque los factores que hacían que una persona nos atrajera han desaparecido”. Para recuperarla, este experto señala que tendríamos que volver a seducirnos. “Si hay ganas y predisposición es más sencillo, pero si la persona ha dejado de gustarnos, será más difícil”, dice.

Como añaden los expertos de TherapyChat, “para recuperar el deseo en pareja, uno de los aspectos más importantes es la comunicación con la otra persona, ya que en muchas ocasiones la falta de atracción aparece cuando hacemos atribuciones de creencias o pensamientos que nosotros mismos colocamos en la mente del otro, pero que no tienen fundamento real ni confirmación por parte de la otra persona”.

¿Cómo saber que la falta de sexo es un problema que requiere la ayuda de un profesional?

Cuando nos provoca malestar y/o conflictos tanto propios como en la relación”, apunta Fosela. Lo ideal, según este experto, es que no dejáramos pasar el tiempo por si se soluciona solo y acudir a un profesional en cuanto esa falta de sexo nos afecte. “Si no somos conscientes del origen, por mucho tiempo que dejemos pasar, no se resolverá. Hasta podría ir generando otro tipo de bloqueos o conflictos”, recalca.

Pero si esa falta de deseo o de ganas de tener sexo no es un problema para nosotros, entonces, como dice el sexólogo, “no es un problema”. “Si estamos bien como estamos, no hay nada malo. Lo bonito de la sexualidad es que es diversa y no hay mejor o peor sino diferentes”, concluye.

¿Cómo podemos discernir si la falta de deseo sexual es patológico? La respuesta, como apuntan desde TherapyChat igual que la de Fosela, es simple: “en función del malestar que nos ocasione”. “Para que podamos considerar que un problema es de ámbito psicopatológico, debe existir un malestar clínicamente significativo”, apuntan.

Y, si es un problema, ¿qué medidas podemos tomar? Como apuntan desde TherayChat, “en la actualidad existen distintos tratamientos psicológicos científicamente validados para distintos problemas relacionados con la esfera sexual. También mediante terapia psicológica se pueden trabajar inseguridades, expectativas irreales o ansiedad durante el sexo”.