30 aspectos no negociables en una relación de pareja

Discutir es sano si sabes cómo hacerlo

7 claves para conseguir una relación consciente, estable y feliz


¿Qué le pasa? ¿Por qué se pone así? ¿Qué piensa, qué siente, qué necesita? ¿Por qué no me habla? ¿Habré hecho algo mal? ¿Será que no le importo? ¿Que no lo quiere arreglar? ¿Me va a dejar? “No es raro que todas estas dudas se agolpen en tu mente y que tu cuerpo active la señal de alarma…”, dice Ainoa Espejo, grafóloga y coach de relaciones de Aihop Coaching.

Con la ayuda de esta coach te contamos por qué tu paraje actúa de esta manera cuando se enfada (o tú) y qué hacer para gestionar la situación.

Por qué cuando se enfada no te habla

Antes de responder a todas estas preguntas vamos a centrarnos en qué sucede en el otro para reaccionar así. “A todos nos puede pasar que en un momento dado nos enfademos tanto que (¿Sabes que hay que aprender a enfadarse?), ante la sensación de que vamos a perder el control, prefiramos retirarnos y callar, para evitar echar más leña al fuego”, dice Ainoa Espejo. “Esto no sólo es una estrategia de autocontrol, también demuestra cierta madurez afectiva y un respeto por la relación y por la persona que tenemos delante”, añade.

Sabemos que las palabras son poderosas, que pueden causar un daño irreversible y que en un momento de calentón no vemos las cosas con claridad. Así que antes de decir lo primero que se nos pase por la mente, la coach subraya que “es mejor calmarse, tomar perspectiva, salir del ‘modo supervivencia’ y entrar en el de ‘solución racional de conflictos’”. “Para que esto se dé, el cuerpo necesita bajar ese carrusel emocional y la propia activación física, biológica. Así que en esos casos puntuales, permitir un tiempo de calma y silencio puede ser muy beneficioso para ambos”, subraya Espejo. ¿Te has planteado aprender a meditar?

¿Siempre deja de hablarte cuando se enfada?

Como dice Espejo, “si esta estrategia de no abrir la boca se utiliza de forma recurrente ante cualquier desacuerdo, podríamos estar hablando del tratamiento de silencio y la ley de hielo (que están más cerca del castigo manipulador que de una estrategia de afrontamiento adecuada)”.

En estos casos, como subraya la coach, “tu pareja pasa por alto tus sentimientos, finge que no te escucha ni te ve, como si no existieras, te trata con indiferencia y desdén; le da igual que ruegues, supliques, le persigas… sigue comportándose fríamente contigo (puede que incluso durante semanas). Esto, como recalca la experta, “demuestra una falta de empatía y de respeto absolutas, ya que además de producirte mucho daño, consigue que dudes y te lo cuestiones todo, sintiéndote culpable, vulnerable, dependiente de su actitud. ¿Sabes cómo ser una persona más empática?

En este caso estaríamos hablando de una forma de control y castigo “que busca manipular tus emociones y tu comportamiento, que te sientas la única responsable de lo sucedido y estés a su merced”. “Es un juego de poder que, aunque a veces pueda ser inconsciente, genera unas dinámicas muy tóxicas en la relación y una merma en tu autoestima, así que mucho cuidado”, puntualiza Espejo. ¿Sabes cómo recon0cer a un manipulador emocional?

“Otra de las grandes diferencias entre alguien que manipula y alguien que simplemente necesita calmarse es que quien te valora sí te hará ver de algún modo que no te quiere hacer daño”, añade Espejo.

pareja enfado
dr

Otros motivos por los que no te habla cuando se enfada

Como apunta Ainoa Espejo, “existen más motivos por los que alguien puede guardar silencio ante un enfado”:

  • Su personalidad es naturalmente más callada, reservada y/o tiene menos necesidades comunicativas.
  • Es una persona analítica e introspectiva, que requiere un procesamiento pausado para conectar con su interior, comprenderse y elegir cómo reaccionar.
  • Tiene un estilo de apego evitativo y se vuelve huidizo en cuanto se siente amenazado.
  • Sufre de baja autoestima e inseguridad (¿sabes cómo gestionar la inseguridad de tu pareja?).
  • Busca llamar tu atención.
  • Tiene una fuerte desconexión de sí mismo, no sabe lo que piensa, siente o necesita (o está muy confuso al respecto).
  • No sabe gestionar bien sus emociones.
  • Se siente vulnerable y no quiere mostrarse débil.
  • Quiere devolverte el dolor que siente, o al menos hacerle ver que está sufriendo (busca empatía y validación de sus emociones).
  • Se siente indignado porque considera que el otro debería saber (adivinar) qué necesita, qué piensa o qué le ha molestado. Así que se pone digno, sin comunicar lo que le pasa, poniéndole a prueba, a ver si le conoce bien (comportamiento infantil)
  • Tiene dificultades para gestionar el conflicto, le incomodan profundamente.
  • Tiende a barrer los problemas bajo la alfombra, no quiere ver ni afrontar lo que no funciona, huye del dolor.
  • Le da miedo la reacción del otro.
  • No quiere represalias o decir algo que le perjudique o le comprometa.
  • Se siente como una olla a presión y tiene miedo de su propia reacción violenta (quizás se ha visto anteriormente insultando o siendo brusco) y no quiere hacerte daño.
  • Está poniendo un límite a la comunicación, no quiere darle carrete a la conversación, no quiere tener más inputs (quizás para centrarse en procesar toda la información que ya tiene).
  • Cansancio ante un tema repetitivo (si ya lo han intentado resolver antes y se frustra al ver que la situación no avanza). ¿Sabes cuáles son los principales problemas de pareja?
  • Se siente atacado (quizás por lo que interpreta de la situación y/o por las formas en las que el otro se está comunicando: con indirectas, ironía, pullas, ataques, demandas excesivas, preguntas insistentes...).
  • En ese momento ve al otro como un rival y se pone a la defensiva (puede que incluso conecte inconscientemente con esa madre o padre regañón que tuvo de pequeño y deje de ver a su pareja como un igual).
  • Siente dolor y frustración (quizás se le activa un trauma pasado, de una relación tormentosa con otra pareja o en su casa).
cuando tu pareja se enfada y no te habla
Getty Images

Si eres tú quien guarda silencio

Estas son las recomendaciones de Ainoa Espejo:

  • No decidas nada de forma impulsiva, espera a calmarte para pensar con claridad.
  • Comunícate, aunque sea lo mínimo para que el otro se quede tranquilo y puedas marcar límites (aprende a decir no) asertivos pidiendo lo que necesitas: “En este momento me siento (enfadada, molesta, abrumada, confundida...) y necesito calmarme. Por favor, dame tiempo, luego te explico y vemos cómo podemos resolver la situación”.
  • Retírate, respira hondo, emplea técnicas para calmar tu sistema nervioso.
  • Si puedes, escribe todo lo que te venga a la mente (de forma libre, esquemática, o aunque sean palabras sueltas). Te ayudará a desahogarte y comprenderte.

Si no te hablan a ti después de una discusión

Esto es lo que recomienda la coach:

  • No vayas corriendo detrás de él, puede que sea contraproducente y encima le das mucho poder sobre ti.
  • Emplea la técnica de la notificación asertiva, diciéndole algo así como “Me doy cuenta de tu enfado y quisiera arreglar las cosas, pero no puedo hacer nada al respecto si no hay comunicación. Tú decides, cuando estés en disposición de hablar tranquilamente, sin insultos ni ofensas, yo estaré encantada de que lo solucionemos”. Estas son las claves para discutir de forma sana.
  • Tras esto, retírate y espera un tiempo prudencial, siendo coherente y dejándole espacio.
  • Gestiona tu propia incomodidad. Es normal que estés revuelta y ansiosa, porque es duro lidiar con la incertidumbre. Pero esto que estás haciendo es un gesto de amor propio y respeto (hacia ti, hacia la propia relación y hacia la otra persona).
  • Aprovecha mientras para conectar con tu interior, ordenarte, aclararte y calmarte. Quizás te vendría bien meditar, pasear, hacer ejercicio o algo artístico para canalizar tu estrés.
  • Sigue con tu vida con naturalidad, no te paralices. Evita sentir que estás perdiendo el tiempo mientras esperas al otro (así también le -y te- demuestras que eres una mujer adulta que se hace cargo de sus emociones y que no dependes tanto de él o ella).
  • Si ves que aun así su actitud es demasiado cruel o castigadora y/o no rectifica pasado un tiempo, puedes decirle asertivamente: “Si continúas con esa actitud, corres el riesgo de que malinterprete tu indiferencia, me sienta poco querida o pueda pensar cosas raras, como que esta relación no te importa o que me estás castigando. Esto no nos va a ayudar en absoluto y puede hacer que acumule resentimiento, así que piensa si es lo que quieres”.
  • Observa que con estos mensajes asertivos no estás buscando razonar con la persona, sino marcar límites y avisarle de cuál es tu postura.
  • Si pasado un tiempo no viene, significa que tenéis problemas más profundos y necesitáis terapia de pareja.

Sea quien sea el que no habla después de una discusión

Ainoa Espejo nos da algunas recomendaciones válidas para ambos:

  • Cuando estéis ambos tranquilos, es importante que habléis las cosas profundamente, con sinceridad y respeto, escuchándoos plenamente (para comprenderos, no para defenderse ni justificarse). Enfocaos en la solución y en evitar que se repita el problema en un futuro.
  • Sería una buena oportunidad para aclarar también cómo os sentís cada uno y qué necesitáis en esos momentos de tensión extrema. Podéis pactar una señal de aviso para detectar fácilmente que uno está llegando a ese punto de estrés extremo y necesita espacio.
  • Procurad no iros enfadados a la cama (aunque a veces es bueno relajarse y consultarlo con la almohada) pero aunque sea, intentad daros un beso o un abrazo (para que vuestros sistemas nerviosos se calmen, sabiendo que estáis a salvo durmiendo el uno al lado del otro y que tenéis intención de encontrar una solución cuando estéis emocionalmente disponibles).