¿Has oído hablar alguna vez del 'divorcio gris'? Es un término que se escucha cada vez con más frecuencia y que hace referencia a las personas que deciden divorciarse a partir de los 50 años de edad. Hablamos de parejas que llevan juntas toda una vida, con familias y muchas experiencias en común pero que sienten que lo único que las une, es una profunda sensación de soledad, infelicidad y vacío.

Conviven juntos y comparten la familia, pero ya no queda nada del amor de pareja. Ya no queda ninguno de los proyectos en común que antaño les ilusionaban y unían, y se arrastran por la vida impregnados de resignación, aburrimiento y hastío. Y es que en las últimas décadas, es precisamente a partir de los 50 la franja en la que más han aumentado las separaciones, con notable diferencia. ¿A qué se debe este aumento?

  • La esperanza de vida ha aumentado notablemente. Ahora vivimos más años y esto hace que cuando una persona no es feliz en su relación, se de cuenta de que no tiene que 'resignarse'. Sentimos que aún somos jóvenes, que aún podemos hacer muchas cosas y que merecemos vivir lo que de verdad nos apetezca. Tal vez nos damos cuenta de que hemos renunciado a eso durante toda la vida y no queremos llegar a la muerte sintiendo que ni siquiera lo intentamos y que por miedo, nos quedamos al lado de alguien con quien no queríamos estar.
  • Hace relativamente pocas décadas, el divorcio ni siquiera era una opción. No existía esa posibilidad. Y aunque es cierto que en cierto modo lo seguimos sintiendo como un fracaso en nuestra vida amorosa, cada vez está más normalizado y cada vez se entiende más que estar en una relación es fantástico cuando eres feliz y estás bien. Pero cuando sientes que con esa persona ya no tienes nada en común, si sientes que no entiende tu dolor, que no le puedes compartir tus miedos, inquietudes o inseguridades, que no te apoya con tus sueños y proyectos, que no compartís nada, que no os gusta lo mismo o que cuando estáis solos no tenéis nada de qué hablar…entonces no compensa.
  • La mujer (que es la que a menudo toma la iniciativa a la hora de decidir divorciarse) es independiente económicamente. Hace unos años esta opción era impensable porque la mujer no tenía sus propios ingresos y ahorros, no cotizaba y por ello, necesitaba que su pareja la mantuviera. Hoy esto ha cambiado. Tenemos nuestro trabajo, nuestros ingresos y nuestra independencia y esto es algo maravilloso porque nos da autonomía y libertad para decidir cómo queremos vivir nuestra vida.
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El divorcio gris no es fácil

A menudo uno se encuentra con la oposición de los hijos, ya mayores que no entienden cómo después de estar toda una vida juntos, ahora que entramos en la etapa de madurez o incluso de vejez, decidamos dar este paso. En ocasiones creo que es una postura un poco egoísta por su parte. Si saben que sus padres están juntos ahora que se hacen mayores, se sienten más tranquilos porque están acompañados, se pueden ayudar el uno al otro, etc ya que de no ser así, tal vez les van a necesitar más. No hay que olvidar, si esto sucede, que la vida de uno es de uno y que si decidimos tomar esta decisión, aunque está bien que escuchemos a los hijos y lo pensemos bien antes de dar este paso, no necesitamos su consentimiento ni su aprobación.

En ocasiones este divorcio implicará cambios en nuestra calidad de vida. Tal vez estábamos acostumbrados a unos lujos o un nivel de vida que ya no podremos seguir teniendo. Pero está claro que sentirnos libres para hacer, decidir y ser quienes queremos ser de verdad, quienes somos en esencia, es algo que no se puede pagar ni con todo el dinero del mundo. Cada uno tiene que valorar qué es más importante y prioritario para sí mismo.

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¿Ocurre por igual en hombres y mujeres?

Yo creo que normalmente, ocurre de forma distinta.

  • Las mujeres, son las que suelen tomar esta decisión por un motivo más profundo y existencial. Es decir, sienten que no están bien allí, que con su marido no tienen nada que ver y no son felices y son lo suficientemente valientes como para enfrentarse al miedo que produce realizar un cambio de ese tipo. Confían en si mismas (a partir de los 60 es cuando tenemos mejor autoestima) y no les paraliza la soledad. Les apetece, les atrae sentirse libres, tener una vida social activa, hacer cosas, quedar con amigas, planificar viajes, etc. No suelen volver a emparejarse en seguida. Algunas no lo hacen nunca más, otras tardan mucho tiempo.
  • La mayoría de hombres, en cambio, si toman la decisión de separarse, suele ser porque tienen otra mujer. Tal vez más joven, tal vez diferente. Dejan a su esposa por esta nueva relación y pasan de una a la otra sin más. Por otro lado, cuando es su mujer quien les ha dejado, no suelen tardar mucho tiempo en tener otra relación y empezar una nueva historia. El hombre no suele quedarse solo.

La jefa: Silvia Congost

silvia congost
ELISABET SERRA 
 elisabethserrastudio@gmail.com

Silvia Congost es psicóloga experta y un referente nacional en autoestima, dependencia emocional y relaciones tóxicas, conferenciante, autora de 9 libros, y una líder inspiracional en redes sociales y medios de comunicación. Tiene 20 años de experiencia profesional en el sector de la psicología y cuenta con centros en Barcelona, Girona y Madrid, además de realizar terapia online con pacientes de todo el mundo, donde junto a su equipo ha ayudado a miles de personas a reforzar su autoestima, liberarse de relaciones tóxicas y apostar por la vida que realmente sueñan gracias a su propio y exclusivo método.

Puedes encontrarla en Instagram (@silviacongost) y en su canal de YouTube.