Una de las preguntas que más le repetimos a los niños y niñas es “¿Qué quieres ser de mayor?”. Aunque éramos muchas las que cada mes queríamos ser una profesión diferente, hay personas que tienen clara su gran pasión desde siempre. Sea cual sea tu caso, siempre hay algo que es “lo que te gusta”. El problema está en que el mundo no es perfecto y la precariedad existe y que puede que si tu sueño es tener una papelería no cuentes con los medios para montar tu propio negocio o que si quieres ser periodista tu contrato vaya a ser muy precario y tus condiciones puede que hasta ilegales. Aún así hay personas que consiguen trabajar de lo que les gusta, son felices y pueden vivir en condiciones dignas. ¿Cómo lo han conseguido? ¿Acaso el 50% de la población son ‘nepo babies’? No necesariamente.

Cómo ser una mujer emprendedora

Noe Gil Loef es co-creadora y mentora de emprendedores en Melon Blanc. En sus contenidos (que van desde carruseles, videos cursos a un fantástico pódcast) reúne un montón de consejos y experiencias para mejorar como emprendedora. Decidió hacerse emprendedora porque, tras estudiar Publicidad y Relaciones Públicas, salió al mundo laboral en plena crisis y, como ya el panorama era muy desolador, sintió que no tenía nada que perder así que se lanzó a transformar su blog de lifestyle y manualidades en un negocio físico y en una tienda online animada por sus seguidores. Entre muchos de sus proyectos para enseñarnos a gestionar mejor nuestros tiempos tanto en el trabajo como en la vida, Noe ha creado el ‘Club de Dispersos’, un club para emprendedores “que quieren estar en continuo aprendizaje y crecimiento con sus proyectos y que necesitan apoyo en el camino”. Yo estuve apuntada unos meses y he de decir que es algo que me enseñó muchísimo, especialmente a organizarme pero también a dejar tiempo para los imprevistos y, sobre todo, a ser realista con mis tiempos, algo fundamental si eres autónoma.

Para una mujer como Noe, que se lanzó a la aventura de cabeza, su recorrido le ha aportado muchísimas cosas positivas, así como algunas de las que ha sacado muchos aprendizajes. Tal y como ella misma nos cuenta: “lo más satisfactorio es la libertad con la que se cuenta, pero esa libertad también es lo más difícil. Porque no nos han educado a trabajar con esa libertad, a saber gestionarla, a tener autoconfianza, gestionar nuestro tiempo, a tomar nuestras propias decisiones. La educación actual desde que estamos en el cole nos va guiando en todo momento, nos lo planifican todo desde la infancia: padres, profesores, luego jefes cuando trabajamos por cuenta ajena y se trabaja con poco margen de libertad y decisión. Cuando te haces emprendedor, ya no hay nadie por encima tuya, toca empoderarse, decidir, elegir, controlar esa libertad a tu favor y no convertirte en tu peor jefe siguiendo patrones ¡y para mí es eso lo peor de emprender!”.

Para aprender y avanzar en su emprendimiento sin perder la cabeza, Noe ha aprendido de los momentos de presión y autoexigencia: “Yo evoluciono personal y profesionalmente con mi emprendimiento y reajusto continuamente mi vida a mi proyecto y viceversa. Por ejemplo, en 2016 tenía una tienda online y tienda física muy consolidada y preciosa en Sevilla, pero iba a nacer mi segundo hijo y estaba rota por dentro. Había una incoherencia entre la vida que quería vivir y la que estaba creando. Decidí cerrar la tienda física, alejarme del “cara al público” y de los horarios establecidos y me quedé solo con la tienda online y me fui a trabajar de forma más flexible a casa, para poder dedicar más energía y presencia a mis hijos pequeños en esa etapa. Una decisión durísima, pero liberadora”.

En mi caso personal yo no tengo hijos, pero no sé cómo lo haría para gestionar tener una familia, mi trabajo como autónoma y mi propia cabeza que a veces juega malas pasadas con las inseguridades y la autoexigencia. Algo que particularmente me ha ayudado ha sido aprender a gestionar mi ansiedad gracias a una psicóloga, pero siempre estoy buscando qué le funciona a las demás para ver si puedo aplicarlo a mi día a día. Sobre esta autoexigencia, Noe nos cuenta que también es “muy apasionada y dispersa. Todo me encanta y mis niveles de intensidad son a veces autodestructores y me hacen entrar en un desequilibrio muy grande. En los últimos años, monitorizo todo esto con la meditación y con la escritura. Eso me hace ser más consciente cada día y no llegar a un punto de romperme como me pasaba antes cuando me volcaba con pasión en algo hasta romperme y agotarme. Y no se si tendrá algo que ver, pero antes de ser madre, mi trabajo lo ocupaba todo. Era lo más importante, mi crecimiento personal y profesional. El 100% de mi tiempo disponible… ahora que tengo dos hijos ya de 7 y 10 años y me necesitan, he aprendido (me ha costado) que yo soy importante, que mi familia también lo es y el trabajo también, por supuesto, pero no lo es todo como antes. Hay ciclos y tiempo para todo, y está bien. No juzgues esa pasión”.

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La imposibilidad de desconectar

Miriam Persand es ilustradora. Sus ilustraciones están llenas de color, de otros mundos y ¡de cocodrilos!. Para llegar al mundo de la ilustración, estudió diseño gráfico pero la ilustración es lo que le realmente le gustaba hacer en su tiempo libre y poco a poco se fue convirtiendo en una profesión. Gracias a las redes sociales empezaron a llegarle encargos y a partir de ahí construyó su identidad laboral. Ella lo tiene claro “cuando tus proyectos personales se convierten en lo que haces habitualmente para trabajar y con lo que te ganas el dinero, al final acabas trabajando el doble prácticamente porque monetizar tus hobbies al final es un arma de doble filo. Guay porque estás ganándote la vida con algo que te gusta, y mal porque desconectar es más complicado”.

Además, esta imposibilidad de desconectar se complica aún más cuando eres autónoma, actividad que Miriam combina con un trabajo de 40 horas semanales: “Hay épocas de vacas flacas en las que te planteas si ya no gusta mi estilo. Entras en crisis existencial y ya ese hobbie que tú tenías porque te gusta ilustrar pues de repente es como ¿ahora tengo que cambiar mi estilo? ¿ahora tengo que hacer otra cosa porque ya no me están llamando? Se derrumba tu autoestima y entonces te sientes incapaz. Son rachas, como todo y yo creo que eso es una cosa muy común. es muy difícil y sientes la obligación de decir que sí a todo porque ‘si digo que no me van a dejar de llamar’”.

Esta autoexigencia, por lo que veo, le ocurre también a muchas otras mujeres del sector. Es el caso de Bárbara Jerez, cofundadora de Black Rose Studio, una agencia de diseño, fotografía y gestión de redes sociales ubicada en Santa Cruz de Tenerife: “Lo más difícil es ser tu propia jefa, te exiges mucho y tratas de cumplir objetivos a veces por encima de tus posibilidades. Lo más satisfactorio es mirar todo lo que eres capaz de conseguir, ver cómo te llegan clientes por el boca a boca y que tienes libertad para escoger tu camino”. De hecho, para ella hacerse autónoma fue una liberación de un ambiente laboral muy limitante: “Decidí hacerme autónoma tras un trabajo en una empresa dónde me sentía explotada, poco valorada y donde no escuchaban mis ideas. Me planteé que quizás yo no era una persona que debía trabajar en una empresa sino probar por mi cuenta, no sentí mucho miedo ni nervios con el cambio sino todo lo contrario: estaba ilusionada y con muchas ganas de demostrar lo que era capaz de hacer”. Por supuesto también se ha encontrado con momentos difíciles, para ella su profesión es una montaña rusa de emociones y obviamente hay días en los que se plantea si hizo lo correcto pero siempre concluye en que escogió muy bien su camino.

Bárbara, al igual que Miriam, se ha tenido que adaptar a trabajos para poder pagar las facturas: “he dejado de lado mi lado más artístico y me he centrado en contenido para redes sociales, publicidad y demás. Pero creo que siempre tuve claro que la publicidad me gustaba, estudie básicamente para ello y dentro de un trabajo más mecánico siempre puedes meter un poco de tu arte y hacerlo más a tu gusto, siempre y cuando el cliente te deje libertad para ello”, a lo que Bárbara añade: “como consejo que me hubiera gustado saber a mí: Es que es difícil. No es tan bonito como lo pintan algunas personas que ves por internet, pero vale la pena si eres capaz de esforzarte y luchar por lo tuyo, y como emprendedora algo en lo que creo que he fallado es que hay que formalizar todo y no confiar en exceso:, hagan contratos y dejen bien claro todo previo al trabajo y se ahorrarán muchos disgustos”.

¿Acaso es posible vivir de la música?

El mundo del arte y de la música es uno de los menos accesibles. No solo basta con tener talento y conocimiento, también tienes que tener buenos contactos, buena imagen en muchas ocasiones y, sinceramente, mucha suerte.


María Yfeu es cantautora. Su voz es electrizante y sus melodías son un hechizo, para mí puede que sea una de las mejores músicas de su generación. Compagina su proyecto musical con trabajos esporádicos como dar clases de música. Para ella, vivir de su pasión “es difícil, especialmente cuando no tienes contactos ni familia en este mundo o en la industria”. Después del escándalo de las ‘nepo babies’ en Hollywood, que incluso fue portada de New York Mag, es posible que comprendamos mejor el fenómeno de algo que en España podríamos llamar sencillamente “tener enchufe” o “ser hijo de”. A pesar de este fenómeno tan común, para María vivir de su pasión no es algo imposible: “Requiere trabajo, como todo, y mucha paciencia, pero lo vengo consiguiendo así que cruzo los dedos y sigo esforzándome”. De hecho, si pudiese dar marcha atrás no cambiaría su decisión: “Este camino es complicado y se hace muy duro no solo por lo que hay que trabajar sino también por la relación tan difícil que se puede generar con una misma, pero la vida es muy larga. Yo no podría vivirla entera con la culpa de no haber elegido lo que más me gusta”.

Al hablar con ella, me planteé si era posible que le ocurriese algo que me pasa a mí también muchísimas veces. Cuando se trata de escribir o de comunicar -que es realmente mi pasión- me pongo tanta presión a mí misma que muchas veces acabo en un bucle de ansiedad por exigirme demasiado. Si me pasa a mí que muchas veces lo que hago es simplemente hablar en un pódcast, no me quiero imaginar a alguien que compone un disco entero. Sobre esto, la artista, que sacó su primer disco en 2022, afirma: “Me ocurre - dice entre risas-. Para aliviar esa carga intento quitarme del foco. Restarme importancia a mí y a lo que hago. Recordar que es diversión y es empeño y entender otra vez la música como cuando era pequeña y no estaba tan contaminada. (...) Creo que una vez aceptas que la frustración va a llegar, la enfrentas de otra forma”.

La Meji es la cantante del grupo Menta. Un grupo de rock que se encuentra dentro del catálogo del sello discográfico Sonido Muchacho (el sello de Natalia Lacunza o Carolina Durante). Para ella vivir de la música “es prácticamente imposible. Me encantaría decir que sí pero sería mentir, supongo que siempre tendré un curro complementario”. De hecho, a día de hoy ella no vive de la música a pesar de tener un disco y dar conciertos prácticamente todos los fines de semana. La solución siempre es combinar la pasión o “lo que te gusta” con trabajos secundarios, provocando que realmente las posibilidades de ascenso en ambos mundos sea casi imposible ya que no hay tantas horas en el día como para dedicarle las necesarias a ambas y la realidad es que el dinero es necesario para poder vivir: “es muy complicado tener el suficiente dinero como para dedicarse 100% a ello, siempre vas a tener que tener otro curro lo que también hará que te quite tiempo y oportunidades musicales” - afirma Meji. Pero lidiar con la precariedad y los tiempos no es lo único que lo convierte en un rato, para Meji “lo más difícil son los bloqueos a la hora de componer y el lidiar con la ansiedad. Soy una persona con muchísima ansiedad y que ha tenido momentos muy complicados de salud mental y llevar mi vida y la banda a la vez se me hacía bola”.

A pesar de estas dificultades, parece que siempre pervive el deseo de dedicarle tiempo a la música para ambas. María afirmaba que jamás cambiaría de vida y Meji nos cuenta cómo ha tenido que cambiar muchas veces de trabajo para poder compaginar sus horarios para poder dar conciertos, pero a pesar de eso afirma que jamás dejaría el mundo de la música. Directamente no comprende la vida sin su pasión ya que es algo que le hace vivir de una manera “que no es aburrida e infeliz” y es una fiel creyente de que todo el mundo debe hacer “lo que le salga de las tripas”.

En general, creo que al hablar con todas estas grandes mujeres a las que admiro me he dado cuenta de que hay muchas cuestiones que nos afectan a todas, vengamos del mundo del que vengamos. He visto que algunos de los grandes problemas que compartimos todas son: la autoexigencia, el agotamiento que llega a veces con las injusticias que nos rodean - ya sea de una sociedad que ofrece trabajos precarios como con clientes que se aprovechan de tu desconocimiento -, la ansiedad, la mala gestión de los tiempos, el tener que combinar tu pasión con otros trabajos que no te llenan tanto para llegar a fin de mes, entre otros. Pero, para gran alegría, ninguna de nosotras nos arrepentimos de trabajar por intentar vivir de aquello que nos hace felices. Está claro que no todo el mundo tiene por qué querer trabajar de aquello que le apasiona, es super válido tener hobbies y no querer monetizarlos, pero para aquellas que decidan hacerlo, parece que hay luz al final del túnel o que al menos, vivir en el túnel merece la pena. Sobre todo cuando te das cuenta de que estás acompañada por otras grandes mujeres como estas, siempre dispuestas a ayudar y siempre dispuestas a hablar de sus experiencias para mejorar la vida de las demás.