Si algo hemos aprendido de estos últimos inesperados años es que no hay que dar nada por sentado, empezando por el placer de viajar. Y, si algo hemos incentivado, es el viaje por el corazón de nuestro propio país: las escapadas nacionales son cada vez más recurrentes, y preferimos viajar dentro de nuestras fronteras para poder conocer lo que tan cerquita tenemos. Así, le hemos dado segundas oportunidades a las escapadas con casas y hoteles rurales y escapadas antiestrés cercanas que teníamos algo olvidados (un viaje recurrente ha sido, por ejemplo, visitar pueblos bonitos cerca de Madrid). Porque, aunque apetezca coger un avión hasta el lugar más remoto y sin billete de vuelta, seguiremos reivindicando el potencial de cada playa, cada isla y cada pueblo que componen el heterogéneo territorio español. Sin duda alguna, contamos con algunos de los lugares más bonitos de Europa para un viaje exprés.

Hoy el ejemplo lo tenemos en la sierra de Cádiz. Reincidimos en esta provincia tras enumerar las razones por las que escaparse a las serpenteantes calles blancas de Vejer de la Frontera y convencidos de que le ha llegado el turno a la despampanante Arcos de la Frontera.

Este reducto es la entrada 'por la puerta grande' a la Ruta de los pueblos blancos de Cádiz, un viaje en carretera que invita a perseguir algunos de los mejores pueblos de Cádiz y las 19 localidades de paredes encaladas más bellas de la zona. Grazalema, Ubrique, Setenil de las Bodegas, Olvera, Zahara de la Siera… Sería difícil –e innecesario– quedarse solo con uno, pero muchos coinciden en que Arcos de la Frontera es el que mejor resume la experiencia.

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© Fischer / Alpaca / Andia.fr

Ubicada sobre el cerro La Peña junto al río Guadalete, para entender la relevancia de esta localidad hay que remontarse siglos atrás, cuando los musulmanes la amurallaron y convirtieron en reino taifa, hasta la llegada de Fernando III y la expulsión definitiva por parte de su hijo Alfonso X a principios del siglo XIII.

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Son las huellas dispares de este pasado las que hoy le imprimen una belleza singular a su casco urbano, declarado Monumento Histórico-Artí­stico. No perdamos más tiempo. Si partimos del Barrio Bajo, la Puerta de Matrera será nuestra vía de acceso. Es la única que queda en pie del recinto amurallado, fue una pieza defensiva clave y a día de hoy está custodiada por una talla de la Virgen del Pilar.

Toca reunir fuerzas y enfrentarse a las cuestas, paralelas al cauce del Guadalete, hasta detenernos en el mirador de Abades para asimilar la panorámica de los tejados del Barrio Bajo, las sierras y el embalse. Al retomar la marcha no cesan los monumentos, como la iglesia de San Pedro y el palacio del Mayorazgo, con sus patios y su jardín andalusí, hasta que llegamos al Parador. Si no es nuestra opción de alojamiento, deberemos al menos tomar un café en este balcón que se asoma sobre el Guadalete y nos ofrece un perfil único de San Pedro.

Llegamos a nuestra particular cima, la Plaza del Cabildo, donde permanece la basílica de Santa María de la Asunción. De estilo gótico plateresco y asentada sobre los restos de una mezquita árabe, la reconocerás por su torre y te enamorará su retablo mayor.

Aquí también yace el Ayuntamiento, dejando una curiosa imagen de contrastes gracias a las almenas que asoman tras él.

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Ian Murray

Hablamos de los remates de piedra que coronan el muro del Castillo Ducal. Aunque en el periodo musulmán fue alcázar militar, hoy es residencia de los Duques de Arcos y solo ofrece escasas visitas anuales al público. Tendremos que conformarnos con bordearlo, admirarlo con perspectiva o intuir sus formas desde abajo en rincones como el Balcón de la Peña Nueva que remata esta plaza.

En definitiva, el encanto de Arcos de la Frontera reside en sus calles. Lo más sabio será pasear hasta perder el norte y así llegar a cada fachada coqueta adornada con macetas, o a pequeños lugares como la estrecha Plaza Boticas, con sus terrazas cobijadas por el Convento de las Mercedarias. Tanto en esta zona como en la calle Dean Espinosa encontrarás multitud de propuestas para calmar el apetito (atenta, porque en Cádiz encontrarás algunos de los mejores chiringuitos de España). ¡Ah! Y ten la cámara siempre a mano. Nunca sabes cuándo puedes torcer y llegar a un lugar como el Callejón de las monjas.

El flechazo con él es tal que en el pueblo museo Poble Espanyol en Barcelona, el cual ofrece una replica a escala real de la arquitectura más icónica de nuestra península, se le dedica una calle que reproduce su encanto.

Pero no todo iba a ser quemar calorías. Resulta que estamos en uno de los principales productores de tinto en Andalucía gracias a las fértiles tierras de la zona. Y, por lo tanto, encontrarás vinos perfectos para brindar en verano o en cualquier época del año. Para catarlo de primera mano, imprescindible organizar una visita a las instalaciones de la Bodega Huerta de Albalá. No es la única. Quédate con el nombre de otras como Tesalia o con los vinos ecológicos de Guardiwines. Y, si prefieres blanco, el Tierra Blanca de Páez Morilla no puede faltar en tus veladas.

Una Semana Santa catalogada de interés turístico y un belén viviente además de una zambombada que atrae a miles de curiosos cuando se acercan las fechas navideñas. Si acechan los meses de más calor, los locales se agolpan en la playa artificial del lago –también artificial– en el que culmina el río Guadalete. Además de relajarte en la arena, podrás practicar actividades y deportes para practicar en el agua, como el kayak, mientras disfrutas de las vistas de las casitas blancas de Arcos. Además, este territorio cuenta con una red de nueve rutas señalizadas que cubren 70 kilómetros para que ningún amante del senderismo o ciclismo se quede con ganas de más.

Como adelantábamos, Arcos de la Frontera es solo el inicio de la ruta de los pueblos blancos de Cádiz, entre los que se encuentran algunos de los pueblos más bonitos de España. Grazalema, Ubrique, Setenil de las Bodegas, Zahara de la Sierra, Olvera... Son destinos románticos y bonitos para viajar en pareja, pero también en familia o con amigos. ¿Te animas a conocerlos todos?

Además, si eres de los que necesita desconectar de la bullicie, encontrarás el perfecto equilibrio entre estos pueblos y algunos de los rincones secretos de España para unas vacaciones de naturaleza y desconexión total.